jueves, 26 de marzo de 2009

EN VELA, CIMA CIEGA


Colina la humeante
hornea el horizonte,
suave, tú, razona,
miente al viento.

Supera la resaca
de alcohol derramado
en el interior
de la hojarrasca.

Abriendo paso a
las nubes desoladas
encima de la nada,
manchando el alto mar.

Y yo, que estoy
divisando a mala
vista de helicóptero
estrellado.

Que me deshago en
la cima de enfrente,
pensando sin pensar
que pienso demasiado.

Que maldigo a las
aves que defecan,
y marchito las rosas
con golpes disecados.


Miento si no hablo
cuando me espera
un atardecer enlazado
a tu vista complacida.

Comiendo como cabra
sin rumbo, en hogar
alejado, disimulando,
me alerto de la paz.

Me escondo en la hiedra
por buscar otro hogar
y sufro de pena
y lloro de mala fortuna.

Si no pudiera manchar
mis horas igual que
un triste cantante
de feria pueblerina.

Si no pudiera pensar
que eres quien pensaba
sin poner en duda mi
corazón maltratado.

Entonces llegó el sol,
y me halló con frío,
sin saber de más
soy vagabundo lastre.

Añoro si no siento,
silvo en dos segundos,
mañana, un nuevo día,
mi vista más ciega.

Mi alma igual,
por igual, y mayor
mal que un dañino
sin sentido lastre.

No, cambiar no,
sin embargo, sigo,
y sin sentido me hallo
aislado.

martes, 24 de marzo de 2009

EN MEDIO TRAGO


Si, es cierto, me
angustia la pena,
me duele la vida,
me mata la altura.

Puro masoquismo
engendrado sin escrúpulos
en mi mente, en mi,
sencillamente.

Conservo aun desgracias
singulares, macabras
artes de susurrar poesía
a un viejo tartamudo.

No lloro de penas
infundadas en tristes
alegrías, por conocidas,
rechazadas sin razón.

Me sigue la deshonra
por ser un triste
payaso de circo
perdido en el tiempo

El temporal abruma,
viento acusador, tú,
suéltame la oreja
sin dejarme la piel.

Hablando con el tiempo,
una vez más,
al lado del deseo,
al lado de un relámpago.

Incado en una esquina,
al lado de un viejo
camarero que apaga
su último cigarrillo.

Póstumo placer, vaso,
humo ardiente,
me hundo, me mancho,
vuelvo a ser yo.

Bebiendo sin motivo,
por motivo incoherente,
siento sin ver la vida,
lo admito, sin verte.

sábado, 14 de marzo de 2009

ERRANTE PASIÓN

Ruin, capataz, desdentado,
sin aliento, me tiro
a un agujero,
me siento vivo.

Comiendo en un rincón
las sobras de un banquete
al que nunca asistí
sin saber el noble gusto.

Reyes hablan a diestra mano
sin importar la razón
arrancan cabellos
estampan la normalidad.

Tiritando de calor
me mancho la camisa,
hablo en verso
no juego a ser un dios.

Me basta con hablar
de todo un poco,
sintiendo la pena
en un amargo trago

Sí, no soy humilde,
no hablo de seguir
impasible ante la
duda abismal.

Cuando sentí el remedio
de seguir vivo,
sin motivo, ni alma,
me degollé sin matarme.

Hablé, al final, de todo
un poco, recorriendo
todo un mundo
imaginariamente fantástico.

Y me sentí bien,
al lado de un delirio
de impotencia malsana,
de mi ego sabiamente
ignorante.

De mi vida anclada
en un error por errante
vuelo de la pasión,
me siento vivo.

Pierdo, no gano, sueño,
sigo, como un idiota,
volteando mi futuro,
moldeando mi alma.

Por no ser toda la vida
un capataz desdentado,
permanecer impasible,
sin más, me siento.

jueves, 12 de marzo de 2009

AL LADO DEL VIEJO MAL TIEMPO

Nieva en la calle. Blanquecino rencor de ciudadanos. Manipuladas gotas por el frío. Una larga cola de marionetas, un largo trayecto. La calle purifica el alma. El frío secciona las entrañas. Una gaviota imaginaria se apoya en una nube, tras una antena. Al lado del cristal empañado, un palo agitado, un hogar lejos de casa. Un palo humeante, un tipo de rueda y botón, al lado de una montaña, cubierta, blanca. Acostado, húmedo, arqueado. Respiro con ansia de ser un viejo tren, y viajar a un lugar extraño, lejos de la nada, aparcado en un retiro, suspirando palabras de joven halcón. Sin hacer caso a la anarquía metalizada, al comunismo fanfarroneado, al fascismo traidor. Mancho mi pecho, como caviar de cerdo. Orino en el monte, sin más. Aúllo, soplo, ralentizo el tiempo. Me acuesto en el regazo acusador de un día no soleado, sin nubes separadas. No hay distancia. Me siento conservado, sin prejuicios, en el más puro salvajismo. Siendo lo que siempre he querido. Un tipo demasiado ocupado para estar ocupado.

EL FIN DE LA MUERTE

Me remito a una botella. Desolando sus caricias manchadas de dulce pasión. Visión turbada, mínima percepción, un dulce trago, un dulce desasosiego, una increíble mirada detrás de la barra. Apoyado sin respaldo, el humo resbala por mi pecho. Me siento en soledad, acompañado por mi mente. Una luz, un destello, una sonrisa. Mi corazón se mancha lentamente. En la estantería veo al culpable, Bourbon disecado. El viejo barman limpia un vaso mirando al horizonte, pensando en su desgraciada vida. En un espejo se refleja mi vaso, mi mano apoyada en el cenicero, al lado de la barra. Mi alma ya está agotada. Salgo a la calle.

Un destello en la noche se abre paso por el duro asfalto. Mi mirada yace en un crujido. La acera se eleva misteriosamente. Mi cuerpo está tirado, al lado de una colilla, cubierta de heces manchadas. De lado, el ardiente flujo etílico, la mirada al frente. Mis ojos cansados se cierran. Todo se nubla en gris, una noche. Sintiendo el frio de Enero, disfrutando del calor imaginario.

Aquella noche me dejó tirado. Mi vida se escapó. Las horas terminaron, convencido de la vida, convencido de mi alma. Todo acabó. Ahora descanso. Tirado eternamente, sin más deseo que morir en muerte, al lado de la esperanza vana. Claro, todos somos humanos. Lo vivo muere. Lo estremecedor es una pequeña cosa. Todo tiene un final, todo acaba, todo es finito... La Muerte es finita.

miércoles, 11 de marzo de 2009

AL LADO DE LA ORILLA

Al lado de la orilla
mi corazón sueña,
mirada furtiva a la mar,
al cielo, a la nada.

Al lado de la orilla

vi pasar un borracho
sintiendo su pena
alegrada en llantos.

Al lado de la orilla
me siento aislado,
pensando en todo,
aullando.

Un velero cruza lejano,
su mástil reluce,
el sol encandila
la vida, las olas
mueren temprano.

Siento la ventisca,
Agosto en un rincón,
parado, sin motivo,
esperando nada,
muriendo un poco,
matando el dolor.

Las aves cruzan
el cielo encapotado,
durmiendo en una nube
su alma no conocida
descansa en vano.

Orilla arqueada
devuélveme el amor,
cuando sacudiste
tus fuerzas en su cuerpo,
tan débil e inocente.

El tiempo pasa,
la marea se alza,
espero verla,
transparente se muestra.

Me habla de la muerte,
me investiga por dentro,
lleno de lamentos
me tiro al mar.

Mi cuerpo se deshace,
mi alma se separa,
la vida en vela yace,
yo, sin más, lloro en sueños.

Acostado, tirado,
al lado de la última ola,
que depositará con su llanto
mi cadáver un día sediento,
por no ser desperdicio
y servir de alimento.

Durmiendo para siempre,
al lado de la orilla,
consumiendo por vez póstuma
la última colilla.

UN BAR, UN AMOR, UN SUEÑO


La luz penetraba a malas penas por el cristal que había junto a la mesa en la que apoyaba mi libreta y mi café cortado. La puerta sonó, era ella. Su pelo brotaba radiante, como un relámpago en primavera. Sus ojos, una increíble mezcla entre belleza y sabiduría. La vi pasar, la miré entre trago y apunte, me dedicó un segundo de ambiguedad. Salió, sin más, después de decirme, sin soltar palabra, todo lo que pensaba. Mañana volveré a este viejo bar, pensando, esperanzado. Con la mente en vela. Mañana será el día, le diré algo. Hoy ya es mañana, he vuelto al bar. Ella ya no está, puede que no vuelva, puede que sólo fuera una ilusión. Una sombra de mi recuerdo bloqueado. O, sencillamente, puede que sea la chica que olvidaré disimuladamente para mantenerla guardada junto a los vagos recuerdos de juventud. Soñando, deambulando, sintiendo. Mañana volveré. Siempre vuelvo.

MI HOGAR, DESHABITADO

Hoy, mañana,

igual, y por maña

impasibles,sujetos

a mi mente,

se enclaustran

en un hogar deshabitado.


Vuelvo a llorar

sin manchar mi pecho,

quemando el vino,

recorriendo tu cuerpo.


Aprisionado, sin ser,

sin huir, mi alma

descansa en vilo,

por conocer el peso

de tu falsa mirada.


¿No estás harta?

me tienes anclado

en un rincón,

sin herramientas,

sin nada.


Mátame, si lo quieres,

déjame salir,

no me agarres,

quiero saber

de tu alma.


Por consuelo,

no por menos,

sigo anclado,

manchado,

atado a mi pasión.


Que desgracia,

mujer, en vela

estoy, por no

saber mucho,

siendo sabio.


Siendo, sí,

aquel que un día

rozó tu alma,

y pensó en amarla,

en vano.


Y seguir anclado

por pensar

con el alma,

con mi alma.

FELACIÓN ENAMORADA



Rozaban mis labios las sábanas blancas,

mendigaban la flor de tus caderas,

entre escombros y legañas

acordamos el destino de sentirlo,

en minutos flotaron los gemidos.


Dulce prisión acorazada,

como serpiente aprisionada

hago uso de mi esclava,

no importa la largura

ni las llagas.


Conociendo el labio tierno,

conociendo el largo flujo,

manifestando el deseo

de ser siamés a tu costado,

de estar presente en otro lado.


Comer con dientes de cuchillo

mascar el orgullo incandescente,

sentir crujir el vientre

y morir del modo preferido.


En tus caderas cautivo,

preso de mis sentimientos,

atado a tus pensamientos,

sin hacer el menor ruido.

OCASO


No quiero agobiar a las lágrimas que corren por mi cara, no me apetece mirar atrás. Sentado, aplazando el tiempo, al lado de un pitillo, recorriendo mis aventuras en una mente ya deshecha por mi estilo. Acariciando el momento de un trago de alcohol disfrazado de whisky, manchando mi pecho, cogiendo mi alma para guardarla al lado de la cabecera, en la mesilla, y volver a pensar sin más en la nada. Mañana es, por costumbre, lo mismo, la rutina está presente. Ignoro mi destino, prefiero morir sin ser visto, al lado de una última calada de humo ardiente, apalancado, esperando, sin más compañía que los restos finales de una historia que, como todas, tiene un final. La vida sigue siendo bella. Yo, sin más, la acaricio. Hace tiempo que dejé de buscar un motivo, me basta con sentir. Aun así, lloro por placer, y sueño en vela, manchado, irritado, sin más compañia que un viejo cuaderno lleno de notas y lamentos. En la cama, acabando el día, arrastrando mi vida, siendo yo. Sencillamente.

TABACO USADO

http://trovadorsinlengua.blogspot.es/img/cigarrillo.jpg

A los restos de una colilla despiertan las incertidumbres,

pues bien su historia traen, su pasado cuentan,

su nacimiento en una tierra húmeda

que atrae humeantes azotes de viento.

Su rojo ardor en pasos hacia la tierra,

sostenida en unas tijeras sin filo

derrama su carne hacia el suelo.

Se consume en un sin fin de succiones

resaltando un color amarillento

en antiguas perlas blancas,

en antiguo buen aliento.

Triunfo pegado a un suspiro,

valiente horizonte utópico,

mas valentía cobarde.

Ni pulcritud abonada

ni falócratas engendros,

mayor importancia trae

la salud en los buenos momentos.

Tos consecuente a un delirio

por resaltar una belleza hipócrita, sin sentido,

y hacer póstumo el dolor.

Sueño en soledad

¿Lo notas?, mi vida
se derrumba,
mi alma sosiega,
descansa, sueña.

Notas, dulces notas
en la almohada,
en el vacío, tu mirada,
tu increíble presencia
imaginada.

Soledad, descanso
falso y ruin, cansado,
sin tu cuerpo
ni tu aliento empañando
mis ojos.

El corazón aislado
en el pecho,
aprisionado en la nube,
buscando la salida,
tu cuerpo.

Alimento malgastado,
si un día fue tal
en el lecho de mi costado,
de mi ilusión,
mi pecho frustrado.

Doy la vuelta,
giro la mano,
alargo el brazo,
nadie, vacío,
soledad.

La cama tan grande,
mi amor le acompaña,
mi cuerpo pequeño,
el tuyo ¿quién sabe?
si un día conocido
igualmente perdido.

Y sueño contigo,
despierto sin tí,
tomo rumbo
a lo cotidiano,
y recuerdo, y siento
mi pecho aislado,
encogido,
en soledad.