viernes, 23 de julio de 2010

Esta noche alma, seamos
como éramos: dos.
Hablarán de mi llanto,
y mi llanto quedará escrito.
Entre el fuego y la niebla
volaré como un ave presa del viento
y de la vida.

Bajo el árbol de la ciencia
desearé mi muerte y moriré.
Seré como un peregrino soñador y ansioso.

Créanme, oh, mortales lectores:
les hablaré del miedo con temor
y asustado me lanzaré hacia sus bocas
y además callado.

No me oigan; no quieren.
Sean conmigo, sólo eso.
Ahora, riamos y miremos el mar.

Las nubes cargadas;
mi sueño lejano y
el horizonte no lo es tanto;
como para aprender a llorar, y lloré.

Lloremos juntos con la lluvia,
en este pozo llora el viento conmigo.
Ah, dichoso aquel que vino.

¡Enseñadme, sombras, a ocultarme!
Yo os enseñaré la luz para morir sin miedo.
Os enamoraré y os dejaré descansar.
Tras haber vivido conmigo lloraréis.
Lo juro.
Pero seréis valientes,
y sabréis manchar el alma de los dioses.
Ahora.