domingo, 21 de noviembre de 2010

¿Qué es una palabra sino una sensación?
Y entonces comprendí que la vida sin ser
es un todo.
Ah, de las almas amadas
que ya no aman.
Se fundieron las luces oscuras
y ocultabanle el olor al viento.
El placer del sentimiento amado;
señora, es mi llanto, sí,
por no aparecer de súbito.
Es mi rayo de sol en su ventana
que ya no es amado.
Como un alma triste vuelo por espesos
mares de tierra helada.
Canta, rostro, conmigo;
una vez más.
Antes de que el sol hiriente
envejezca nuestro cuerpo
y nos deje el alma desnuda.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Del sueño




- “¡Ay, amigo mio! Lo que es el corazón del hombre” Decía… decía Goethe. Y qué es el corazón del hombre. Qué sino un abrazo sin abrigo, un poblado sin almas, una vida sin aire. Ay, dime más amigo. ¿Encontraste algo? Tengo que oírlo.

- Y sin embargo ensordeces tu alma. Ay, amigo. He de hablarte reflexivamente, como tú me has hablado. He de hablarte, con el corazón, del corazón. Amigo mio, piensa en como la vida puede herir al más duro y pesado de los habitantes mundanos. Oh, ¿Encontraste el dolor? Ah, la retórica cuestión; el hombre herido camina sin retorno por el corazón abierto y desgajado, camina, camina…

- Ya menté a Goethe y al romanticismo que hiere de silencio el alma.

- ¿Hablas de sueños?

- Hablo del sueño.

- ¿Cuál?

- Calderón y el sueño. Estimemos la vida y el corazón del hombre con el sueño. ¿Qué vale un sueño? Me gustaría afirmar sin redundancia que el que sueña vive con el sueño y despierto vive muerto. Pero si el amor nos duerme, qué será la vida sino amor; amor al mundo, a la vida, y amor enamorado. Pues en el sueño dormido vive el alma apasionada. Así es todo, querido amigo.

- Hablas de sueños cual pintor embaucado en la obra. Sabes que sueñas, y en efecto hablas del sueño como el común vínculo del hombre. Mas no concibes tu inacceso a otra mente. Tus palabras entonces hacen de un particular un general; una parte por el todo. Largos lustros pasará el hombre concibiendo la vida como generalización de lo particular. Y sin embargo, ¿Cuán engañosas pueden ser las palabras de un hombre? ¿Qué compartir con palabras más que una idea de experiencias exteriores contaminada por la propia experiencia? ¡Ay, amigo mio! Vuelvo a ser reflexivo.

- Debe ser reflexivo en sus palabras. Mas le diré incluso que el sueño, con mi experiencia en la mano, es lo más parecido a la muerte; pero aun más vivo está el soñador que el que sueña. Es decir, un soñador siempre sueña, y por tanto siempre vive. El que sueña, sin embargo, está atado a una temporalidad que le hace estar muerto.

- En efecto, Bukosky.

- Quizá debamos resignarnos, o mantenernos vivos soñando.

- Al fin y al cabo Bukosky, no es más que un sueño.

- Non è più che uno sogno.

- ¿Sabe italiano Bukosky?

- Brian, hay muchas cosas que aún no le he dicho.

- Supongo que tendremos tiempo de hablarlo.

- Sonrío Brian. Debo ir a soñar o no me cogerán vivo.

- Sea un soñador, Bukosky.

- Arrivederci Brian.

- Adiós Bukosky, adiós.

Un

Es la primavera.

Tú y el mar, sonámbulos, muertos,

en el invierno poderoso.

Cerrarás los ojos

y se abrirá el alma

de la anciana muerte.

Las montañas sufren en mis pasos

de hielo muerto en la bravura.

Levantan y queman clavos los áridos paisajes,

y mi vista espera.

Nunca traerás la primavera,

alma gélida.

Nunca verá el mar mis ojos

sin sentir el humo ardiente

del rostro que arde conmigo.


jueves, 11 de noviembre de 2010

You can never hold back spring...



- Será la vida. Ella me hiere, querido amigo. No vivo por placer, eso nadie lo hace. Te lo aseguro. Ni de coña. Llevo sombrero, sí, es una manera de decir al mundo “¡Hey! Aquí estoy, y me gusta”. ¿Sabes? A veces tengo que caminar, así puedo hablar solo. Ya nadie habla solo Lenny. La música siempre ha sido algo así. Pero no quiero seguir hablando de mí, ¿Tienes un cigarrillo?


- Lo he dejado.


- Eso está bien. Yo lo he dejado también, sólo fumo para callar el hambre. Nadie debería fumar… ¿En serio no tienes ni un cigarrillo?


- Te he dicho que lo he dejado.


- ¡Mierda! ¿Sabes? Ahora sí que me fumaría un cigarrillo. Lo había dejado, hasta que me contrataron para hacer esa maldita peli con Iggy. Joder, ya no puedo ni sentarme bien, estas sillas son una mierda. ¿Sabes lo que voy a hacer? Voy a levantarme y a decirle al camarero lo que pienso de esto. ¡Camarero!


- ¿Desea algo, señor?


- Pues claro que deseo algo. Deseo que vayas a casa, que le eches un polvo a tu novia, que lo hagas sin condón, y que me digas, con mente de padre, si de verdad quieres que cuando tu hijo sea mayor se siente en una mierda de silla como esta.


- Señor, yo no tengo novia.


- ¿Ah no? Qué suerte. Entonces quiero que me cambies esta mierda de silla. ¡Es que no lo ves¡ ¡Tiene una pata rota!


- Mil disculpas, señor. Enseguida se la cambio.


- ¡Y tráigame un café! ¡Y un cigarrillo!


- Señor no vendemos café, no hay máquina.


- Hay que joderse, un bar y no tienen café. Pues tráigame algo. Ves, Leonard, la gente ya no respeta nada.


- Hay que joderse, Tom. Más de 40 años en escena y aún no eres capaz de guardar los modales.


- Nada debe perderse, voy a decirle algo a ese camarero. ¡Camarero!


- ¿Señor?


- Tu novia ha muerto, créeme.


- Señor, ya le dije que yo no tengo novia.


- Tu novia ha muerto.


De súbito, el camarero comenzó a llorar.


- Pero Tom, ¿Qué has hecho?


- Lenny, ella nunca podrá detener la primavera.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

¿Palabras? Escuchad mi voz.
Ah, vosotras sois como quien no habla
y lo dice todo.
Escuchadme, dadme vida
y dadme la nada.

Ahora, un segundo callado
en el horizonte, y tu voz
y las voces conscientes del mar
y de la vida.
Ah, vida, tú y las palabras
como el aire me abrazáis tiritando.

Como para hablar callado busco el silencio
y desaparece con la voz de mis pasos.

Sin un grito callado me vuelvo estéril,
y me involucro en un instante.
Ahora es primavera, y nadie canta.
Cantadme, vida, palabras, cantadme.
Y ahora morid conmigo,
junto al viento y el cielo.

Morid, y corramos lejos,
callados, como si no murieramos.