lunes, 22 de febrero de 2010

ELOGIO A LA VIDA

Vida, vida mía, perdona;
perdona si te he herido.
Temiste quizá de mi aliento las palabras
que ansiaban tu muerte.

Despedacé con susuros sus cuerpos,
hablé tan bajo que callé
y murieron al paso.

Oh vida mía, lo siento.
Fueron rápidas mis palabras,
y me alejé tanto...tanto que dolió.

Por no podernos poseer
un alma vino callada conmigo
y se fue.

Vuelves, sí, hoy vuelves conmigo
y me abrazas esta noche;
Vida, vida mía.

domingo, 21 de febrero de 2010

(Marcharé, amigos, marcharé)




Marcharé, amigos, marcharé.

Y me escucharéis, quizá.

Aunque despacio

habré de ser discípulo del tiempo.

Marcharé y sí, será

para no volver a veros,

amigos.

Marcharé tan despacio

que el viento me guiará por la espesura.

Marcharé, aunque despacio,

y os aseguro que me costará volver.

Pero tranquilos, amigos, tranquilos;

vosotros también volaréis lejos.

Quizá no despacio, ni rápido.

Quizá tan sólo voléis para no volver,

y viajéis conmigo y con el viento.

Y yo seré, seré tan viejo

que una eternidad impura

me agarrará fuerte las manos,

como si fuera frágil, amigos.

Volveré con el pan entre los brazos,

y volveré despacio, y callado.

Quizá vuelva y seamos distintos,

mañana, u hoy.

El tiempo acabará.

El tiempo amigos

nos llamará extrañamente a pasear.

E iremos con él, tan callados

que no querremos escapar.

Oh amigos ¿Lo sabéis?

Somos como el viento que nunca quiso volver.

Somos piedras y fuego y llantos,

Como dos gotas de agua en un cristal.

Pero volveremos, amigos,

mirando orgullosos al cielo,

sintiéndonos puramente vivos.

Volveremos a reírnos de la vida

y tras haber recorrido millas con el viento

seremos como hermanos.

lunes, 15 de febrero de 2010

( I )

Mis primeros versos fueron de la lluvia.
Recuerdo que nací con las nubes,
viendo cómo las gotas se escondían entre los árboles.

OH, cuantos días fueron de la lluvia
y yo fui preso de sus versos.
Mis días fueron como fuego
atormentados a veces de vivir.
Una vida: mis días, y el fuego, y la lluvia.
Fueron en mis llantos enemigos de la muerte.

OH, tan callando se marcharon para siempre.
No vivo ahora que mis versos se han marchado.
Se marcharon con la vida,
se marchó la rima, y su verso;
se marchó el verso, y su rima;
Tan callando...

¡Ay, Rosas!

¡Ay, Rosas! ¡Ay, Rosas!
que llenaron el amor de espinas,
¡Ay, aquellas que escucharon
las almas que morían!

Y recuerdan su yo
sus recuerdos ergo son.

Fueron las que hablaron
y calladas marcharon.

Fueron almas, y vida, diré más:
cantos que huyeron
para aliviar llantos
de amor desesperado.

Quizás en sueño
fueron vida,
y en la vida
fueron muerte.

Y, ¿Qué más poca vida
como el no morir cuando el aire
trae consigo espinas que lloran
por no poder hacer heridas?

Se cansa el viento de tanto suspirar,
y de acariciar las nubes con su llanto.

El mar llora.
Oh, yo alma triste
sueño
y cansado lo hago.

Yo que vago sin saberlo
Yo que vivo como alma
que el diablo se llevó.

¡Ay, rosas! ¡Ay, rosas!
volví a herir mis manos al abrazar su cuerpo
y mis manos fueron sangre
que manchaba tus recuerdos.




sábado, 13 de febrero de 2010

NOCHES DEL PILAR DE LA HORADADA


Recuerdo exactamente como era la barra. Ella me miraba, permanecía en silencio, implacable. Lamí el asfalto con suave delicadeza. Me levanté, y miré hacia una lampara que había colgada sobre un hierro inestable. Aquella fue la noche en que murió el rock and roll, según decía mi amigo. Tras ello siempre oía a un caballero decir: "Fue el día que más unido me sentí a mi padre".

Recuerdo esa gran noche. Una barra, una chica tras la barra, mucho whisky y vodka, y tres tipos conversando acerca de la calidad de los alargadores de pene de Austin Powers. Incluso hablábamos de la vida, y de mujeres. Y del gran cuerpo de la camarera. También mencionamos la muerte, y su temible perspicacia.

Llegó a amanecer súbitamente. El hielo se derretía en los vasos cansados de esperar. Era hora de comer algo. Lo hicimos, sí, oh recuerdo muy bien ese momento. La noche había hecho mella en nosotros, y ahora era de día. El amanecer poblaba las barbas de la playa, y tan sólo nos quedaba el recuerdo de una gran conversación.

Tras ello todos nos fuimos a casa. Nos fuimos, tras saludarnos, despedirnos, y mancharnos de babas la camisa. Nos fuimos a casa, y volvimos a nacer.

jueves, 11 de febrero de 2010

AYER

Hoy Nostalgia, oh eres alma.
Oh alma, eres tú.

Tan callada, y tiritando
en mi pecho, y me acoges.

Oh, hoy tuve nostalgia;
la tuve de llantos
y por varias ocasiones
en las que mía fue la luna.

Fueron mis llantos
que me enseñaron a vivir.
Fueron, y mi alma
su aliada.

Oh palabras, fuisteis también vosotras;
portabais los recuerdos
y al leeros fui nostálgico.

Sentí también el frío eterno
de los llantos.
Los sentí tanto
que me hirieron.

Y fueron en vida palabras,
y hoy, Nostalgia,
eres la misma.

lunes, 8 de febrero de 2010

...

Vedadas son hoy las ventanas,

Alma viva, te apagaste

Rompiendo cristales como un rayo,

Oh fuiste, y nunca fui.


Lloraba en las esquinas,

Y entre vidas alejadas me perdía,

Pero no por más temblé

Cuando de oraciones me temía.


Fui un llanto escaso,

un caminar cansado,

un reír que se place,

y que al vivir vive tristemente.


Soy un mártir,

o un mal señor,

si me miras miro,

pero nunca fuí.


Porque nunca pude aprender

nada.


Oh alma, oh alma...

HOY SOÑÉ CON TODO

Hoy soñé con todo.

Soñé en principio con la vida;
ella era pálida,
me miraba lentamente
y con dulzura,
y a veces huía.
Le dediqué húmedas palabras,
y en sueño fui vivo,
y vivo hablé contigo, Vida.

Soñé tras ello con la muerte;
ella era oscura,
me miraba sin pudor
y a veces me besaba.
Le dediqué una sola palabra: "maldita".
Y despierto estuve muerto,
y hablé contigo, Muerte.

Dediqué luego el tiempo a hablar con el amor;
él era odioso, y dulce,
y callado, y frío.
Me cogía el pecho
y a veces me miraba.
Le dediqué múltiples palabras,
y en palabras lo encontré.
Y en sueño estuve enamorado,
y hablé contigo amada.

*

Hoy soñé que te soñaba.
Soñé con todo;
Ayer, lo diré,
con nada.

Hoy lamento mi alma,
ella sueña
y camina descalza
y sola.

Y mis palabras tan sólo
son rugidos,
y el sueño su alimento,
y mi alimento mi vida
y mi muerte.

Hoy soñé con todo,
y soñé que te besaba.


MUJERES FUERON MIS RECUERDOS


Mujeres fueron mis recuerdos,
oh, recuerdo que hubo mujeres.
Pero una fue mi alma,
y por muchas fue callada.

Viví, recuerdo, placeres,
viví tantos que sin quererlo
mi vida acabó sin sentirlo
una historia que lamento.

Nostalgia hoy, un reto,
y te amo,
y me amas,
y me amaste.

Fuiste como un rayo,
un alma viva
que vivió,
un minuto herido
que dolió.
Una daga en mi pecho.

Maloliente dejó mi aliento
quien con deseos míseros
fue dueño de tus besos.

Y yo lo tomé por cierto,
mientras besaba, y vivía
placeres incompletos,
que callados me cogieron,
y lo hicieron sin saberlo.

Oh, triste alma...descansa.
Hoy mi corazón despierto
se lamenta, y llora.

Mas lloremos todos lentos,
que la vida pasa,
y parte,
y llega.

Y cuando el alma se complazca,
otra vez seremos
desnudos bajo el alba
como dos rayos insolentes,
cansados de vivir.


miércoles, 3 de febrero de 2010

PEQUEÑO SONETO AL MAR



Oh mar tierno enmudecido, del tiempo

herido, y callado, pareces mirar

con desdeño, quedaste sin hablar,

las voces que en un tiempo fueron hueco.


Paredes invisibles a mi llanto

son llantos pues de voces a rabiar,

voces -y su timbre- dignas a guardar

las manos del mar que lloró callando.


Vivos tus ojos que desalentados

fueron presos de la lluvia en Venecia,

mirando, mar, casi fueron callados,


fueron la imagen de bellas de Grecia,

tus manos sensibles fueron mis mantos

y la vida mis manos y tu esencia.

martes, 2 de febrero de 2010

TODO EN LA VIDA UN LLANTO


Quizás la vida consista en sonreír, o en llorar cuando las sonrisas no aparecen. Nunca he sabido nada, ni he podido recordar nada. ¿Mi consuelo? Por qué preguntárselo. Aquel escenario estaba frío, y bien si tanto insisten se lo diré. Quería huir, marcharme tan lejos que, al correr, ni sintiera el deseo de parar, ni de respirar, ni de morir. Pero no sé caminar, lo descubrí el día en el que miré el horizonte de una manera especial, de esa manera con la que se miran las cosas especiales, y ví que me encontraba solo, en la misma parte del camino de mi vida. Que el tiempo había pasado, pero a penas para mí. Habían en mi espalda lluvias, terremotos e incendios; y yo, tan callado como atónito, era el mismo. Caminar es luchar, o vivir por algo. Pero yo no encontré las fuerzas para mentir al destino, y me encogí, y lloraba cuando sentía frío en los pies, porque mis calcetines nunca fueron suficientes. Porque soy, tal vez, muerto en vida. Porque no atiendo a nada, ni sonrío, ni camino.
Hoy he vuelto a casa, después de mucho tiempo. He vuelto a escuchar los temas que en un tiempo me llenaron de vida. Lo admito, no sabía por qué, ni cómo, pero en algún momento me aparte de la felicidad, para buscar un sorbo de errantes palabras sin consuelo, quizás. Oh, sí, sé que no recuerdo nada, y que no llegaré a recordar jamás. Lo sé todo, lo sé desde el principio. Me lo contaron las sombras, cuando me acostaba en los rincones, y lloraba hasta que la noche invadía el silencio de los tenebrosos árboles. No sé mentir. Se me nota demasiado. Pero ya no me hace falta. Ahora sé que la vida es un recuerdo, y aunque no pueda recordar, siempre podré imaginar al leer mis palabras. Y yo, que parado me compadezco, tiemblo. Porque no se rimar, ni mentir, ni recordar; porque me angustia el destino, porque tus sombras ya no son mis sombras, y muero cada vez que un beso es errado. Porque soy tan ausente como las flores en invierno.
La habitación poblaba, y yo ausente. Los sueños que un día llamaron a mi puerta, luces son en pequeños rincones de la habitación. Puedo casi ver un piano, casi también una guitarra, y muchos libros, y muchas hojas manuscritas con sucias palabras. ¿Recuerdos? No. Tan sólo piedras que clavándose me apuñalan. Son como el fuego que se arrastra por los bares en las noches de los hombres sin consuelo. Porque esas noches son suyas, siempre lo fueron. Siempre fueron ellos los que, callados, malhumoraban sus palabras, y reían cuando tapaban su dolor. Fueron ellos, y nadie más.
No puedo mirar atrás, porque no sé recordar. No sé nada, ni de nadie ni de mí. Hoy llueve. Hoy, quizás, vuelva a no saber. Lloraré, estoy seguro. Mas si cantaré en secreto, de nuevo escucharé viejos temas que me abriguen. Secaré mis lágrimas, o las dejaré marchar. Lo haré todo en un instante, para que cuando el tiempo sea mi guía pueda de nuevo observarte. Como cuando sabía recordar, y sabía que alguien lloraba. Alguien lloraba… Ahora, me parece, se levanta.

lunes, 1 de febrero de 2010

TUS RECUERDOS SON, OH PEQUEÑOS


Tus recuerdos son, oh pequeños,

Como pequeñas gotas

Aire en mis mejillas,

Silencio amada.

Hoy, a la mañana

Salí tranquilo

Cuando un rayo vio venir

A los que hacían de mi llanto

Su enemigo.

Y entonces sentí, vida,

Mis manos,

Y añoré cuando callada

Las cogías.

No sé ni cuando, ni a donde

Fueron los que hacían

De su vida nuestro peso.

Sabrás de qué hablo,

Oh, son aquellos

Que incansables se lanzaban

Contra el viento.

Acuchillaban nuestros llantos,

Los arrugaban,

Y los hacían pequeños.

Y entonces llorábamos,

Y no fuimos,

Nada.

Aquellos nos hicieron

Gritar.

Ahora sólo puedo recordar,

Y tus recuerdos son pequeños,

Oh amada, cuan presto.

La vida llora

Y no hay resto.

Lánzate a mi alcoba,

Aún te quiero.