Yo soy el alma madre
de este consuelo débil,
una voz tal vez contraria
de un silencio tuyo.
De una voz ya entrando
en cualquier parte y sola,
de un dolor mudando.
De un quiero conocer tu boca
en el ocaso de un día triste.
O sostenerte el llanto
como un mundo fuera.
Allí distante.
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