Me derrito por dentro,
y por dentro me salgo,
y una lágrima inspira,
el viento se ha parado.
El pelo, mil milagros,
por tibia edad escasa
tierra deshabitada,
la mugre se ha marchado.
Brilla vertiente, llora,
y al viento despeinarse,
y sin mugre huye el viento.
Espera, disecado,
donde temprano un hogar
se fue, sin mugre, llorando.
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