En la vida me desangro.
Tan segura y pálida
se esconde entre la nada.
Y sale huyendo
demasiado lejos.
Un día apagado
en el fondo del invierno
con suave benignidad
me ha derrotado.
Ha hendido mi costado
un fúnebre relámpago.
Ha escupido en mi sombra,
y ha vuelto a llorar.
Ha muerto, vuelto, y ha revuelto
mi alma, alejándose
de nada. Tan sólo
una mentira ¡Mentira!
Repiten los silencios
malditos, callados.
Maldita nada,
aún recuerdo,
maldita muerte ensangrentada.
Si tu deseo es llevarme muerto
llévame, oh usurera
y declárame alimento
de un dios maligno y desalmado.
Aclárame el aliento,
y las palabras
dámelas por alimento.
Búscame en la nada,
como si fuera polvo,
ceniza, viento
que se esparce
entre los ojos… lamentos.
Y volveré a llorar,
volveré
a maldecir tu calavera.
Si a mi alma aspiras
por tu aliento,
oh muerte, llévame ya,
y a los deseos inciertos
llamaré endemoniados,
como si fueran los ojos desatentos
que se esparcen y lloran
en miradas, tan sólo
de hombres sin aliento.
Y volveré a llorar
vida, oh muerte
por igual. Desatenta.
Pasan, mueren, hablan
los minutos, se
desgranan. Dime muerte,
si la vida se despeja
en los otoños deshojados.
¡Dime, tan sólo dime!
si pruebas tus deseos
en mi aliento cansado.
Soy triste y vago,
hipócrita y desalmado,
violento… apasionado.
Oh vida, oh muerte.
Volveréis a llorar
de frente a frente.
Al campo los lamentos
echaré por abono,
y lloraré desnudo a los rayos,
maldiciendo la vida.
Maldeciré el infierno,
maldeciré la nada,
lloraré defendiendo
la muerte bajo espadas.
Y moriré por morir
desatento, ante
las rosas que se clavan
en mi pecho bajo el viento,
ante el viento y la nada,
ante la vida y los sueños.
Todo es un lamento perdido.
¡Maldita muerte! ¡Maldita vida!
Si tras los años no soy atento
no me culpes con tu ida.
Soy un pobre sin aliento,
hipócrita y violento,
llamo a las rosas rosas,
a los sueños viento, y
a la nada le regalo
mis versos desatentos.
Cuando el viento se apaga
sueño, y lloro mis lamentos apagados.
Por un golpe duro en mi costado
expiró mi alma sin aliento,
ascendió a lo alto bajo el viento,
llorando al cielo lastimada,
suplicándole a las nubes
una mirada que la dejara
tiritando.
Volveré a subir huyendo
de todo,
por nada…
Y dejaré escrito mi verso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario