Puede ser que tus labios
se corten como se corta
la obviedad o el presente,
delante del recuerdo
más cercano.
Así pasa un segundo
como una figura
abstracta que relata
un sudor antiguo,
como el ambiente húmedo
de la historia.
El sudor que habla
entre tinieblas cuando
una sombra corta su paso;
y la sombra, ay,
la sombra incandescente
es un temor que
no perdona.
Puede ser que un suspiro
corte mis labios
al decir que no,
detrás de una oreja
impúdica y reina
de un sonido
ausente.
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