miércoles, 2 de septiembre de 2009

SUEÑO QUE NO ES SUEÑO



Y la vida sigue siendo bella, decían libros olvidados, hojas de recuerdos en el tiempo. Una sonrisa, a lo lejos. La esencia de una derrota por ofrecerle a otro una victoria. El sacrificio de una vida apasionada. El tiempo acaricia los momentos de miedo, y esperanza un futuro. Y parado junto al viento, me lleno de orgullo. Una lágrima me ha limpiado suavemente la mejilla, como siempre, el agua no baja. Mi lengua es pasto de locos rebaños. Y todo está parado.

A pesar de todo, me acoge el desaliento de la añoranza. Y aunque el amor se haya marchado, me siento como un vagabundo sin talento. El horror, la fantasía que lo adorna, y el pánico. No basta una palabra, ni una imagen, para hablar de todo un poco. No hiere el trovador con su guitarra, ni el manco hace astutos movimientos con los pies. No, ya no. Ahora todo es diferente. Por qué no decirlo, mi alma se ha marchado. Y de nuevo escribe a lo lejos. El viento intenta consolarme, y yo, parado, me lamento. La música que suena es increíble. Y no voy a decir que no se mentir, pues me llenan de alegría las falsas esperanzas. Al frente, alguien alcanza mi mano. Se la ofrezco, y volvemos a llorar. Como antes.

El campo es un deseo; la vida, un sueño. Amanece por la esquina, y un rayo me abraza. El barro entre mis pies desata sensaciones de amargura, y en mi espalda alguien se apoya a contraluz. Pues, ya lo dije antes, me agradan las ilusiones, y sueño que la vida no es un sueño, por ser un utópico poeta. Alguien es una idea, y una idea me recuerda las miradas, sus miradas. Y me encojo de rabia. Sueño. Respiro. Y tras un soplo de virtud, mi alma parece haber vuelto.

El sol se esconde ahora por detrás, y veo su figura. Me escondo en mi interior, y pienso que es un sueño. Nada más.

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