A veces, me estremezco.
Tan sólo, a veces.
Quizás en un instante, o en miles,
hable a ciegas sobre todo.
Quizás todo en un instante.
O quizás nada.
Porque cuando sonaban las campanas
parecíamos tan callados…
Y no había luna,
ni perros,
ni aceras.
Ni el tiempo abrumaba, ni todo
era, ni nada pasaba,
ni ahora un después.
O un antes callado.
Mas hablando, y sin hablar
me callo, corriendo hacia ninguna
parte.
Lejos,
demasiado.
Lejos
para seguir corriendo.
Y un banco,
la vida.
Y sueños de verano.
Sueños, tan sólo,
pasados.
A veces eres la vida,
Tan sólo, a veces.
Mi alma para un segundo,
Cansada de habitar un cuerpo
fatigado de hablar.
Cansada de reír,
Y llorar al tiempo,
Cansada de todo,
Vacía de sueños.
Hecha añicos…
Y queda un silencio.
Hoy, como ayer, vuelve
A pararse el tiempo,
Hoy vuelve a llover,
Y tras la ventana nadie llora.
Hoy no es, ni mañana será,
Ni un antes ni un después,
Ni un desolado quizás.
Hoy no es, ni mañana pasará,
Ni un todo, ni un nada,
Tal vez todo,
Después.
Tal vez nada.
Quizás la vida.
Tal vez polvo.
Lluvia empapada
De sudor.
Lluvia.
Tan sólo
una musa,
callada.
Tan sólo aquella,
que me hizo correr
hacia donde la vista nunca alcanza.
Tan sólo aquella.
Lluvia,
callada.
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