Ah, vosotras sois como quien no habla
y lo dice todo.
Escuchadme, dadme vida
y dadme la nada.
Ahora, un segundo callado
en el horizonte, y tu voz
y las voces conscientes del mar
y de la vida.
Ah, vida, tú y las palabras
como el aire me abrazáis tiritando.
Como para hablar callado busco el silencio
y desaparece con la voz de mis pasos.
Sin un grito callado me vuelvo estéril,
y me involucro en un instante.
Ahora es primavera, y nadie canta.
Cantadme, vida, palabras, cantadme.
Y ahora morid conmigo,
junto al viento y el cielo.
Morid, y corramos lejos,
callados, como si no murieramos.
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