jueves, 4 de junio de 2009
MOON RIVER
Cuando dije de mirar al frente, creí que estaba equivocado. Y soñé, mientras me empapaba rodeado de letras sin amor. Y ya, tras un ocaso que se desvaneció, me siento enrojecido. Y hablo una vez más con una planta solitaria. El río, ese río que acecha desde lejos como un cristal raspando un hilo de luz. Y lo miro, me quedo prendado. Su sabor, un recuerdo. Su olor, los momentos que se vieron cerca del sol, tan lejos como ayer. Ayer tuve valor. Supe que mi alma estaba inquieta, aun siendo ese don de malas lenguas, lloré y me sentí encogido. El sol cae como un reflejo del fin. La luna empieza a verse por la esquina. El río la refleja como su fiel compañera, y se besan. Comparten sus vivencias al otro lado de la tierra. Manchan sus deseos con llantos imaginarios. Holly llora mientras desayuna frente a Tiffanys, "Fred" se recorre el mundo antes de encontrarla. Y yo, que soy un ente sin sentido frente al mundo, me caigo con la brisa de un otoño que se plasma en mi recuerdo. Y pienso. No tuve esa suerte. No supe dar al mundo mi sonrisa verdadera. El corazón quedó aislado, mientras me picaban las avispas. Me relajé. Tibiamente me abracé a ella. Reposó su cabeza entre mis brazos. Siendo ese perspicaz incauto, aquel que miente en silencio, mientras el viento hace posar una hoja en mi cara. Un beso se oye en el ambiente. No, no estoy bien. Me siento volando fuera de la realidad. Como si un camión hubiera arrollado a mi alma. Y sigo vivo, mientras pienso, mientras miro. Y el río sonríe, me hace un guiño, moja lijeramente mis pies, me acaricia. Miro al cielo, las estrellas brillan como antorchas en una cueva desierta. El agua me cierra los ojos. Duermo, siento su pelo en mi pecho, maltrato las horas que me encierran en la vida rutinaria. Alejado de un suspiro, me acerco a su oreja. Y soplo. Aquel llanto que nunca fue escuchado, ahora se oye un poco. Y me entristece. Despierto, el río se ha secado. Una vieja radio sonaba entre mis brazos. Lo sabía ya antes, sí, nunca podré encontrar aquel río iluminado por la luna. Aquel que se esfumó sin ser visto, mientras mi alma reposaba en la ladera. Miré hacia arriba, las estrellas eran un simple conjunto de hormigón. Tapé mi mente, y me ví encerrado entre paredes de yeso hurañas y pesadas. Abrí la ventana, respiré un poco. Aquella melodía resonó en mi cabeza, y recordé aquel lugar. Lloré por mojar mis pies. Un relámpago iluminó la habitación. Mis manos eran pasto de barrotes. Miro al horizonte, la vista no me alcanza. Y me caigo hacia atrás, señalo la pared, y me harto. Me acuesto simplemente, soñando con la luna, luz de un caudal lejano, cerca de un cielo común. Cierro los ojos, mi mente gime, mi alma descansa. Y me extiendo como una hoja de otoño, mientras me rasco la nariz. Tumbado, relajado, así es. He soñado.
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