He aquí, palabras que poderosamente escritas
me hacen acordarme de mi vida y de mi muerte.
Aquí de la vida y el viento;
profesor no he sido sin embargo de un público iracundo
de malas lenguas y doctos ensayos.
Mas paséme de largo en la vida:
¿Qué de bueno quedó?
Ascético trovador, mi yo enjuto;
te cantaré con mi verso llorando.
Allá donde el platónico incendio de Satán
dejó la saliva al poeta
con nauseas de un existencialismo que lloraba.
Más calma daría el sabor de un cielo
podrido en las montañas.
Busqué mi hogar.
Encontré las hojas muertas,
y los deshonorados labradores
del campo de trigo.
He aquí, memoria ardiente, cómo pasa la vida.
Querido Trovador, este poema le ha quedado precioso y muy vivido. Cada vez escribe mejor y yo me alegro y brindo por ello.
ResponderEliminarUn abrazo pues.
Fumador.
pd. Hasta las... jaja.
Querido Fumador,
ResponderEliminarEs un gran placer leer de nuevo sus palabras. Brindo por usted y me alegro de su presencia, y en cuanto los exámenes nos dejen paso a la libertad...DIOS MIOO!!! HE DE INVITARLE A UN MALDITO BOURBON!! jajaja
Un gran abrazo.
T.S.L.
PD: ...cejaaaaas jejej