Marcharé, amigos, marcharé.
Y me escucharéis, quizá.
Aunque despacio
habré de ser discípulo del tiempo.
Marcharé y sí, será
para no volver a veros,
amigos.
Marcharé tan despacio
que el viento me guiará por la espesura.
Marcharé, aunque despacio,
y os aseguro que me costará volver.
Pero tranquilos, amigos, tranquilos;
vosotros también volaréis lejos.
Quizá no despacio, ni rápido.
Quizá tan sólo voléis para no volver,
y viajéis conmigo y con el viento.
Y yo seré, seré tan viejo
que una eternidad impura
me agarrará fuerte las manos,
como si fuera frágil, amigos.
Volveré con el pan entre los brazos,
y volveré despacio, y callado.
Quizá vuelva y seamos distintos,
mañana, u hoy.
El tiempo acabará.
El tiempo amigos
nos llamará extrañamente a pasear.
E iremos con él, tan callados
que no querremos escapar.
Oh amigos ¿Lo sabéis?
Somos como el viento que nunca quiso volver.
Somos piedras y fuego y llantos,
Como dos gotas de agua en un cristal.
Pero volveremos, amigos,
mirando orgullosos al cielo,
sintiéndonos puramente vivos.
Volveremos a reírnos de la vida
y tras haber recorrido millas con el viento
seremos como hermanos.
De nuevo estoy aquí...Somos como agua de río que pasa sin mirar atrás. No somos pasado, ni futuro, somos presente que un día pasará y entonces el tiempo no importara más. Saludos
ResponderEliminarJesús, cierto es lo que dices. “Vita flumen” decían los poetas, y así es. Somos ese río que no puede detener su corriente, estando muertos y a la vez portando vida. Intentando al menos erosionar el camino a nuestro paso, para dejar nuestro recuerdo y ganar la inmortalidad. Como dijo Hermann Hesse en la voz de Goethe en el Lobo Estepario: “En la eternidad no hay tiempo; la eternidad es sólo un instante, lo suficientemente largo para una broma.”
ResponderEliminarUn gran saludo.
T.S.L.
Hermoso, pero es posible que el viento retorne a la vida.
ResponderEliminarSaluds
Muchas gracias, pinto. El viento nos retornará, pero seremos más viejos. Siempre seremos más viejos.
ResponderEliminarUn saludo.
T.S.L.