Oh mar tierno enmudecido, del tiempo
herido, y callado, pareces mirar
con desdeño, quedaste sin hablar,
las voces que en un tiempo fueron hueco.
Paredes invisibles a mi llanto
son llantos pues de voces a rabiar,
voces -y su timbre- dignas a guardar
las manos del mar que lloró callando.
Vivos tus ojos que desalentados
fueron presos de la lluvia en Venecia,
mirando, mar, casi fueron callados,
fueron la imagen de bellas de Grecia,
tus manos sensibles fueron mis mantos
y la vida mis manos y tu esencia.
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