Los estudiantes estudian.
¡Qué redundancia más absurda!
Parece que un velo de polvo
en polvo
convirtiera la laguna
de tinta,
de locura,
que, álgida,
contenta al malhumorado
y es consuelo de tonto
para el necio.
Y, ¿Yo sueño?
La pregunta absurda vuelve
y la noche avanza.
Nadie consuela
por viejo
mi segundo de tortura.
¿Y es instante
todo lo que tiembla?
Si más vivir pudiera,
más viviría,
y si el ausentarme no sirviera,
sería eterno presente
por siempre y siempre.
Galatea, en mis quejas
me sumerjo
por tus olas
que caminan,
y camino
y me vuelvo mármol,
y duro me vuelvo.
¡Cantad, Poseidones,
cabello fluyente
que me place
como instante!
¡Cantad, oh, cantad!
No seáis dignos
de reproche,
que la noche avanza
y todo lo que
avanza
tiembla y pasa.
Se tornará en día el silencio
y verán mis rimas
la espuma de mi cuerpo.
Te verán, Galatea,
caminar conmigo
deprisa,
muriendo.
Te verán mis instantes
volar, espesa,
temblorosa como ellos,
porque tú también
pasas,
tú
tam
bién.
Torna que torna
la vida su concierto
de muerte,
y si es suerte
el verte,
mis ojos son
ruletas,
y ruedan,
ruedan,
ruedan.
Llegará la estrella
en mi silencio más profundo.
La luz ferrosa.
La luz, solo la luz.