jueves, 14 de abril de 2011

KREUTZER




El diván de la ventana se presentaba claro ante la lluvia. No era precisamente una lluvia intrépida, aquel azar que diluye la calle cuando la sombra es terriblemente inmensa; sino una lluvia exacta, milimétrica, casi medida; como cuando un beso se oye de cerca y el viento susurra versos de memoria y olvido. Podría vivir años en el tiempo, tantos que se me acabara el recuerdo de las noches que fueron mi vida; y aún así, recordaría a Bianca, un alma de limón y rosas entre otras, pero con un extraño ser en los ojos que podría definirse en la palabra silencio. El silencio, o el sonido de la lluvia que ahora abrazaba la ventana junto al diván claro que recogía un olor a perfume viejo, era una palabra. El recuerdo que poblaba mi mente entonces se hacía húmedo, frío y silencioso; colmado de viejas melodías y de escarcha frágil. Así era mi sueño allí, y Bianca estaba… ¿Dónde? O, más bien… ¿Cuándo? Bianca, ese nombre; ese silencio tibio como el de una pausa. Si bien yo estaba sólo, allí se encontraba su sombra: sencilla y esbelta. Pero era la sombra de otro tiempo reflejada en el ahora y el allí. Mis manos entonces se deslizaron por el negro y el blanco del tal vez marfil de mi piano. Así abracé a la sombra efímera que marchó.

4 comentarios:

  1. En fin, creo que nadie podría describir mejor esa imagen. Pero qué poético es usted, señor Trovador. Es como el inicio de una gran historia. Una bello inicio, nostálgico; lluvioso y húmedo, tanto, que hasta he sentido un pequeño escalofrío cuando lo he terminado de leer, como si realmente estuviera allí tumbado sobre aquel diván.
    Mucha suerte en todo.

    Un saludo.
    S.G.S

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  2. Mil gracias, loado Señor del Gris. Es un honor leer sus palabras que me animan. Le deseo también mucha suerte.

    Un abrazo.

    T.S.L.

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  3. Muy buen blog, felicitaciones, excelente manejo de lo que yo llamaría melancolía éxitos y PAZ http://dafre87.blogspot.com/

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  4. Mil gracias, Dani. Un placer verte por aquí.

    Un saludo.

    T.S.L.

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