jueves, 24 de mayo de 2012

LA MAÑANA INSOMNE



Así, sin pasar de largo
apenas, siento
que exaspero
mis pasos
y que me ahuyenta
el mundo de este cielo
de tierra que me hiere,
tatas veces como el sol
levanta la mañana
insomne, la de los
pueblos en montaña,
que besan el mar,
que tanto he soñado.

Es en momentos de locura
cuando me entra la idílica
manía de ser un hombre rudo,
de caminar soñando por inmensos
prados verdes, ocultando
bellezas con mi sombra.
Así que poco tengo que decir
a esta hora de la vida
en que no sé si la juventud
o la vejez mi sien adorna.

Y es que ando siempre
con una melodía bucólica
en el alma, esperando pasos,
y en mi llanto mis pies se mojan
envidiando a la lluvia.

Podrías buscarme, alma, a mí, siempre,
en esas horas muertas de la vida
en que todo está reñido
a la implacable tormenta
del deseo.

Te sentirías (lo sé) como el viento
cuando a las montañas mueve
en los meses en que siempre
la piel tiembla.

En fin, si sigo aquí es por verte
en intervalos de visiones,
porque vivo siempre frágil
y buscándote,
en un terreno oscuro
donde la vista,
luchando en la nada,
siempre, me ilumina.

2 comentarios:

  1. Es una preciosidad!! No me canso de leerlo. Me recuerda a los poetas románticos ingleses. Si fuera más entendida podría nombrar a alguno en concreto, quizás Keats. Enseguida una imagen por antonomasia del Romanticismo me ha venido a la mente: EL CAMINANTE SOBRE EL MAR DE NIEBLA del pintor alemán Friedrich. Ninguno como este pintor reflejó aquella maravillosa corriente. Me han venido muy buenos recuerdos de una época en la que me iba de un escritor a otro con la mirada llena de niebla londinense y paisajes brumosos.

    Me parece de lo mejor que has escrito!

    Un saludo,
    Ana.

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  2. Muchas gracias, Ana; tus palabras, de verdad, son un aliento siempre, no me cansaré de repetirlo.

    La verdad es que esos poetas románticos me apasionan, pero para llegar a su complejidad y belleza aún hay que aprender tanto... A Keats siempre lo recuerdo con cariño, por cómo lo conocí. Fue a través de Fitzgerald, de esa maravillosa cita de ODA A UN RUISEÑOR que aparece en su libro SUAVE ES LA NOCHE. También me apasiona Byron, y qué decir de Goethe: "¡Cuánto me alegro de haber partido! ¡Ay, amigo mío, lo que es el corazón del hombre! Alejarme de ti, a quien tanto quiero, de quien era inseparable, y sin embargo sentirme dichoso". Ese es el inicio hacia un viaje sencillamente increíble.

    Gracias de nuevo, y, ahora, ¡Un brindis por los verdes acantilados del recuerdo romántico!

    T.S.L.

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