miércoles, 28 de noviembre de 2012

EL NIÑO

Tengo un crujir de pueblo
en la garganta.

Suena su música,
una voz que surge
de existencia y polvo,
derrotando lo que
ya nunca más será
de nadie.

Un niño juega.
Suena la calle.
Un niño juega
en mi garganta.

Llora la lágrima eterna
de ser hombre.
Crujen sus ojos
como espuma cenicienta.

Suena la calle.
Un niño llora
y nos tolera las verdades.
Cómo suenan
mis venas
que se atan al abismo.

Llevas la vida llorando.
Tu vida es una lágrima
perfecta.



3 comentarios:

  1. Qué poema más terrible, Marcos, y qué bello es a la vez. Eso es lo que tiene la poesía: transformar lo terrible y agónico en belleza, en una belleza magnífica. Tu poema me ha conmovido; sigue escribiendo versos tan bonitos.
    No te lo he dicho, pero tienes por ahí algún poema que me ha revuelto el pecho y me ha puesto el vello de punta, por ejemplo ese de Madrid cuyo título no recuerdo.
    Me encantan tus poemas, Marcos, sigue así, diciendo verdades de esa forma tan bonita.

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  2. Muchas gracias, Alfonso.

    Es un placer que usted se pase por aquí y, de vez en cuando, lea alguna palabra que se escapa de mi alma.

    Un abrazo!

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