lunes, 25 de julio de 2011

ENCUENTROS




No es nada, repetía constantemente el rostro que imaginaba, pálido, amigo, imposible. Entre líneas, dibujaba un beso que amargamente visitaba la nada (de nuevo, no es nada). O eso creía, tal vez lo creía porque no lo sabía, porque saberlo sería empobrecerlo o mentirle (no, no es nada). Encanto (encantado), visítame cuando el sol te busque en el café del puerto, entre el humo de la partida llorando porque el rostro me dice que no es nada. Entonces yo estaré callado, leyendo el periódico o algún libro de Neftalí (lo llamamos Neftalí porque queremos sentir la complicidad abrazar el aire), hablando de ti, como si fuera alguien que con un silencio profundo te miró en la cama. Tú como siempre andarás despacio, buscando en tu monedero algo inútil para no mirar mientras te acercas, hasta que cedes y veo tu rostro mirarme y los dos jugamos a sonreír mientras cada vez más grandes nuestros ojos no se apartan. Pero no es nada, buscaremos algún anuncio en el periódico y leeremos a Neftalí para quitarnos el hambre, y entonces caeremos en palabras silenciosas que preceden a un beso y nos quitan el amargo de un tiempo solo antes de estar en el café viendo a los barcos partir, y otras parejas que también buscan una moneda invisible en sus monederos apartando la primera mirada de un encuentro, soñando con imaginar todo el rato el rostro que aparece en sus almas como un puñal brillando en el desierto (pero es).

1 comentario:

  1. Querido Trovador:
    Como siempre es un placer (descansa mi alma)pasear por su blog. Me ha gustado mucho esa imagen del café en el puerto. Me has transmitido esa sensación de playa al atardecer, cuando la brisa fresca te impulsa a besar a alguien.
    Gracias por esas sensaciones. Me encanta el juego de la literatura.

    Un abrazo de su emocionado amigo, Antuan.

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