jueves, 15 de marzo de 2012

Yo entiendo el sollozo casi gris
del reposo de un piano.
Y es que, abatido por
un tiempo inconcluso,
es recuerdo ya,
es amarillo,
es la visión
del huracán, él, ingrávido,
celeste,
y flotan, flotan tiempos,
ecos, muda razón
de existir enamorado.
Empezar por ese encuentro
al contacto
como amaneciendo, vivas cosas,
bellas, rojas, en lo oscuro
se hacen flores
exageradamente abiertas,
lo negro entre lo puro
bebe las uñas cercanas
a otros dedos.

Hay gentes que caminan
pasos sin sonido,
que dan besos sin sonido,
que viven entre sonidos
mudos para siempre
tristes, tristes, tristes,
ay, qué amar por siempre amiga
subirá a lo alto
sin el sonido opuesto
a un reposo horrible
que apenas llega ya
a un presente enajenado.
Y en ese instante
de silencio
a mí me nacen grandes,
inmensos, colmados peces
de los ojos, que van nadando
a un mundo
de aroma absoluto,
extranjero para mí mismo
sin tiempo ni ritmo,
huracán aprisionado
que olvida la erupción de besos
y de ojos y arañas que, corazón
en alto, sueña cada vida enamorada.

Los pianos se rompen por las calles
en un fluir mudo del asfalto y el viento.
Todo sabe a un invencible fuego
que no estalla,
un deseo abiertamente incumplido
de amanecer desnudo en otra explosión
lenta
de un cielo que nunca existe.

Beber un aliento mutuo,
un huracán mutuo de sombra olorosa,
de flor bella exagerada,
de exagerar lo abiertos
que pueden ser los ojos
que gritan verdes besos.

Un mundo sentido en el reposo, mi corazón
ya entre tantas cosas se derrumba,
y es soledad,
soledad perpetua en el asfalto,
en esta sucia y enferma necesidad
de existir, amiga Tierra,
para siempre enamorado.

2 comentarios:

  1. El comienzo de la segunda estrofa me gusta muchísimo!!! Tu poesía produce imágenes muy efectistas de un modo positivo.

    Un saludo,
    Ana.

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  2. Perdona de verdad mi tardanza en contestar, pero escribía el comentario y no me dejaba ponerlo. ¡Hoy por fin me abre las puertas internet! jeje Te decía que muchas gracias por tus palabras, que me animan mucho y espero que tus paseos por aquí te sirvan para soñar siempre.

    Un beso,
    T.S.L.

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