martes, 4 de agosto de 2009

BAJO LA LLUVIA


Cierto trovador dijo una vez algo de una imagen, una imagen tan desgarradora como profunda. Sí, hablaré de aquel baile desolado bajo la lluvia, las gotas resbalando por la carne que representa el alma perdida, los sollozos que acompañan la humedad, los gritos, la pasión. Aquella noche fue increíble, y no volví a saber nada más. Aquel recuerdo que conservo. Salí con un guiño a la calle de un invierno temporal, y ahí estaba tu sombra, deslizandose entre el asfalto mojado. Resbalé un poco antes de tocarte, miré hacia el cielo, recordando aquel agosto estrellado en el pasado. Y bailamos bajo la lluvia, con Quique de fondo, sí, recuerdas, en aquella vieja radio que guardabamos bajo el porche, y escondíamos en los días de tristeza. La radio de nuestra juventud, que nos recuerda lentamente quienes fuimos, y nos hace pequeñas imagenes de lo que podemos llegar a ser. La vida en recuerdos, la vida en sueños, la muerte bajo la luna tan viva como siempre. Y el horizonte nos observa, entre sus penas de haberse despojado del otoño. Nunca nos dirigió una sonrisa, siempre mirabamos friámente su figura, pero ya no importa. Ahora es tiempo de descanso, de llorar y manchar la ropa. De reir y cuadrar la boca. Si te quedas conmigo.

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