jueves, 12 de noviembre de 2009

ELOGIO A LA MUSA QUE VE LLOVER


A veces siento que la vida me engaña.

A veces, me estremezco.

Tan sólo, a veces.


Quizás en un instante, o en miles,

hable a ciegas sobre todo.

Quizás todo en un instante.

O quizás nada.


Porque cuando sonaban las campanas

parecíamos tan callados…

Y no había luna,

ni perros,

ni aceras.


Ni el tiempo abrumaba, ni todo

era, ni nada pasaba,

ni ahora un después.

O un antes callado.


Mas hablando, y sin hablar

me callo, corriendo hacia ninguna

parte.


Lejos,

demasiado.

Lejos

para seguir corriendo.


Y un banco,

la vida.

Y sueños de verano.

Sueños, tan sólo,

pasados.


A veces eres la vida,

Tan sólo, a veces.


Mi alma para un segundo,

Cansada de habitar un cuerpo

fatigado de hablar.


Cansada de reír,

Y llorar al tiempo,

Cansada de todo,

Vacía de sueños.


Hecha añicos…


Y queda un silencio.



































Hoy, como ayer, vuelve

A pararse el tiempo,

Hoy vuelve a llover,

Y tras la ventana nadie llora.


Hoy no es, ni mañana será,

Ni un antes ni un después,

Ni un desolado quizás.


Hoy no es, ni mañana pasará,

Ni un todo, ni un nada,

Tal vez todo,

Después.


Tal vez nada.

Quizás la vida.


Tal vez polvo.


Lluvia empapada

De sudor.

Lluvia.


Tan sólo

una musa,

callada.


Tan sólo aquella,

que me hizo correr

hacia donde la vista nunca alcanza.


Tan sólo aquella.

Lluvia,

callada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario