miércoles, 11 de marzo de 2009

AL LADO DE LA ORILLA

Al lado de la orilla
mi corazón sueña,
mirada furtiva a la mar,
al cielo, a la nada.

Al lado de la orilla

vi pasar un borracho
sintiendo su pena
alegrada en llantos.

Al lado de la orilla
me siento aislado,
pensando en todo,
aullando.

Un velero cruza lejano,
su mástil reluce,
el sol encandila
la vida, las olas
mueren temprano.

Siento la ventisca,
Agosto en un rincón,
parado, sin motivo,
esperando nada,
muriendo un poco,
matando el dolor.

Las aves cruzan
el cielo encapotado,
durmiendo en una nube
su alma no conocida
descansa en vano.

Orilla arqueada
devuélveme el amor,
cuando sacudiste
tus fuerzas en su cuerpo,
tan débil e inocente.

El tiempo pasa,
la marea se alza,
espero verla,
transparente se muestra.

Me habla de la muerte,
me investiga por dentro,
lleno de lamentos
me tiro al mar.

Mi cuerpo se deshace,
mi alma se separa,
la vida en vela yace,
yo, sin más, lloro en sueños.

Acostado, tirado,
al lado de la última ola,
que depositará con su llanto
mi cadáver un día sediento,
por no ser desperdicio
y servir de alimento.

Durmiendo para siempre,
al lado de la orilla,
consumiendo por vez póstuma
la última colilla.

1 comentario:

  1. Entre palabras se esconde todo aquello que un día quise ver en rostros, en paredes, en calles. Todo aquello que intenté descifrar en el humo de mi cigarro, aquello que intenté salvar del fondo de un vaso, aquello que desenterré de la arena de la playa, aquello que nunca encontré.
    Todo lo que buscaba cada día al mirarme al espejo, viendo como mi rostro en su reflejo se partía, todo por lo que daría mi vida, vendería mi alma al diablo. Todo por lo que pateé calles, recorrí carreteras y vagabundeé por otras vidas.
    Todo por lo que esperaba impaciente, cada tarde, cada noche…
    A menos de un metro de mí mis dedos casi rozaban una parte de su ser, de su mundo. Poco a poco me iba sumergiendo en él, en su belleza, volando al ritmo de su melodía, sacando a fuera sentimientos escondidos y sintiendo como una lágrima por mi boca se perdía. Cerrando los ojos, apretando los labios, los sollozos de mi interior no se escapan, me relajan, me calman… Y una vocecilla interior me repite: Solo son palabras…
    Me dejo llevar por su música, sus letras se graban en mi corazón, me sedan los llantos que producen, por un momento me quedo sin palabras, al recordarlo no puedo ni seguir escribiendo…
    Infinidad de orgasmos, tormentas y huracanes, mis ojos se dan de bruces contra puntos y comas, mi cabeza ya no existe y mi corazón saboreando el éxtasis de la admiración, no quiere más que seguir leyendo, estos versos que salieron de otro corazón, todo lo que siempre había buscado, de este ser condenado a escribir.
    Encadenada a todos esos versos no puedo dejar de leer, se clavan en mi mente, se tatúan en mi piel. Versos que acaricio y saboreo. Me entristezco contigo, me alegro contigo, puedes sacarme de una sonrisa hasta una lágrima, una carcajada y un desesperado llanto. Siento que al leer tus poemas acaricio una parte de ti querido poeta.
    Aquella vocecilla interior repite: Solo son palabras… Y yo, condenada a seguir leyendo, le repito: No solo son palabras…

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